Tiempo: 20 minutos
Los churros son un dulce típico español, que se acostumbra a tomar junto a un buen chocolate caliente. Son tradicionales en el desayuno de los domingos, o en la merienda, sobre todo en los meses más fríos del año. Sin embargo, muchas veces no apetece salir a comprar churros, por lo que presentamos la alternativa de hacerlos en casa. Es una receta muy sencilla y muy rápida, por lo que ya no existe excusa para sentarse junto a un buen tazón de chocolate con churros.
Ingredientes para 12 churros:
- 1 taza de agua
- 1 taza de harina
- 1/2 cucharadita de levadura en polvo
- 1/4 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de mantequilla
- En una cazuela se vierte el agua junto con la sal, la levadura y la mantequilla. Se pone a fuego rápido y se remueve hasta que hierva, que será bastante pronto.
- Cuando rompa a hervir se retira del fuego y se vuelca la harina sobre el agua de golpe.
- Se remueve enérgicamente con una cuchara, La harina rápidamente se apelmazará y quedará una textura grumosa. Se sigue removiendo hasta que la masa quede homogénea y se despegue de las paredes. Si la harina no se disolviese, se puede echar un poco más de agua, aunque en general tiene que quedar una masa bastante dura y con textura seca.
- Se introduce en una churrera. Si no la tienes, una manga pastelera con boquilla estrellada funciona a la perfección. Es imprescindible una boquilla con forma de asterisco o estrella, ya que además de ser la forma tradicional, impide la formación de aire en el interior de la masa, que impedirá a su vez que los churros salten y exploten cuando se frían.
- En una sartén se pone a calentar abundante aceite. Se pone primero a fuego fuerte hasta que el aceite esté caliente y, posteriormente, se baja a fuego medio. Es importante la temperatura del aceite, ya que de ésta depende que los churros queden duros, o que queden tiernos por dentro y crujientes por fuera. Para comprobar que el aceite esté caliente, se puede verter una pizca de masa. Si empieza a burbujear, ya estará lista.
- Con la manga pastelera o la churrera se va dando forma a los churros, cortándolos directamente sobre la sartén. Se fríen por ambas caras hasta que queden dorados, con cuidado de que no se quemen. Se sacan a un plato con papel de cocina para absorber la grasa sobrante y se rocían con azúcar al gusto.
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